MI GRAN AMIGO GIACONI
Recuerdo una noche carreteada como muchas otras, mientras se extendía por el aire el sonido electrónico de la música que solíamos escuchar, punchi punchi punchi toc toc tocan la puerta del departamento, raro!!!... ya que primero deben tocar el citófono, pero considerando nuestro estado, nadie pescó aquel detalle y simplemente abrieron. Afuera estaba el vecino del frente mirando con cara de "¿me pueden hacer un favor?".
- Dime… - Exclamó alguien, mientras todo mirábamos hacía la puerta. - Hola, soy del frente y estoy con dos amigos – dijo - y queremos ir a una fiesta, pero uno de ellos quiere venir a tu casa – nos estaban trayendo un paracaidista – y nosotros dos queremos ir a bailar.
- Bueno, que venga, pero cuento demorarán? - preguntamos, para que esta persona no se quedara hasta el día siguiente esperando a sus amigos.
- No sé, pero te dejo la llave del depto. por si le da sueño y se quiere ir. Tu sólo le abres y el se irá a dormir. – Eso me sonó casi a “presiona este botón y se apagará”.
No prestamos mucha atención a tanta explicación, sólo atinamos en marcar la llave con un hilito para diferenciarla entre ese manojo de llaves de casa antigua y abrir para cuando nuestro invitado “estelar” se quisiera ir.
- Iré a buscarlo… Claudio!!!
Entra un señor de unos 75 años, delgado y cabello largo, con cara de fatiga y ojos hundidos. Tenia una mirada de viejito de misa de domingo, pero a esa hora de la noche.
Nos mira a todos dando la vuelta olímpica con su vista entre los invitados, como buscando algo que no encontré y mueve sus labios sin soltar sonido. creo que fue su saludo, su forma de decir hola, que entre tanta raza rara y tradición distinta, es tan valido como la reverencia de un oriental, el levantar la mano de un indio americano o nuestro típico “muack”.
- Pase, siéntese... – se sentó en una esquina del sofá restaurado de los años 70.
- Se sirve un ron? - fue lo que le dijeron.
- No gracias, sólo bebida y unos quesos. – A diferencia de nosotros nuestro visitante nocturno parecía no tener vicios, pero luego nos percatamos que fumaba como loco.
La noche continuó como siempre y pocos se percataron de su presencia, quizás por que hablaba muy despacio o por lo menudo de su aspecto. Alejandro, Claudio y Retoño, que son medios pensadores en la vida, se dieron cuenta de quien era y escucharon sus palabras. Por momentos al verlos tan dedicados sentados en la alfombra y el en el sofá (daba la impresión de altura), se me venía a la mente imagenes de la película que TVN pasa todos los años en Semana Santa, "Jesus de Nazaret" cuando su protagonista predicaba a orilas del Jordán. Y nosostros, niños todos el rato y con otras preocupaciones, seguimos tratando la noche como otras más.
Al día siguiente Claudio, uno de los que habló con el, su tocayo, indagó acerca de este señor, Don Claudio Giaconi... ahí supimos quien era realmente. Uno de los grandes escritores de antaño de este país, reconocido por sus obras y por la interminable “Novela F” o el libro "La dificil Juventud", vivió 14 años en el extrajero, pasando por Roma, Dinamarca, México y Nueva York entre otros. Compartió estudios con Lafourcade y hasta fue amigo de Pablo Neruda, y estaba ahí… en mi living, sentado conversando, predicando su historia, tomando una bebida y comiendo quesos finos de la Vega Central... y nosotros sin prestarle atención, pendejos. Un GRAN PERSONAJE frente a nuestros ojos y nisiquiera lo notamos.

He querido contarles todo esto por que hoy, navegando por la Internet, encontré por casualidad nuevamente a este señor, Claudio Giaconi, pero esta vez la prensa no lo mencionaba por sus obras, sino por que se encontraba internado en un hospital, víctima de una TBC o Tuberculosis y una desnutrición severa.
Estuve mucho rato pensando y creyendo lo leído, pero me puse a buscar más información y encontré que había un error en la fecha de publicación. Esta no correspondía al día de hoy, sino hace un par de años atrás. Al enterarme sentí algo de tranquilidad, aunque sólo cruzamos breves palabras, pero reconozco que me gustaría volver a tenerlo en aquel sillón.
De lo leído quise rescatar un parrafo que me dejo pensando:
"Al momento de las despedidas pareció volver a enfrascarse dentro de sí, como les ocurre a menudo a sus personajes, aunque de todos modos tuvo la habilidad de decirles una última frase a sus lectores: “Veo la muerte totalmente impávido”."
Realmente es un artista.
Y así pasó ese episodio en "la casa club", "One more night".
Lo recordé, y quise compartir con ustedes este extracto de vivencias dejando ver que a veces tienes alguien grande frente a ti y por tu ignorancia este pasa desapercibida.
2 Comentarios:
Me acuerdo de esa noche, de tu ventana y de como el Retoño alababa la vista desde tu living, alegando sarcásticamente que le recordaba a Londres /(ciudad que aún no ha tenido el placer de nuestra presencia) y este señor, con una voz muy triste nos dijo, "sí, sus luces son como las de Londres, pero con menos altura" no sé si hubo un mensaje oculto en su frase, pero ahora lo recuerdo y me parece algo sacado de cuento.Son todos los artistas tan nostálgicos? en fin, fue uno de tantos buenso carretes de la casa club... ;)
Siiiii, recuerdo que el Retoño miraba las torres del centro de la cuidad por mi ventana, pero creo no haber escuchado a este señor por lo bajo que hablaba...
un beso.
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal